Si quiero que sea otro el que inicie la terapia, ¿yo que puedo hacer?
Esta situación se presenta con frecuencia. La decisión de asistir a terapia es algo en esencia muy íntimo y privado. No todos tenemos la misma información acerca de lo que es la psicología, y mucho menos, de las distintas metodologías que nos podemos encontrar dentro de ella. Hay que decir, que son todas legales, aunque algunas, desde nuestro punto de vista, poco potentes a la hora de generar mejoría estable a lo largo del tiempo.
Cuando uno busca soluciones para problemas complejos y difíciles, y quiere que su compañero, hijo, amigo o familiar, hagan terapia, y éstos no quieren, debemos entenderlo, aunque eso no debe implicar necesariamente, que sigan repercutiendo en nosotros las consecuencias de la inactividad del otro.
En esta situación, podríamos solicitar una sesión de apoyo y orientación individual para valorar posibles alternativas.
Con cariño y comprensión, hay que hacer ver al otro que no compartimos su decisión de no buscar ayuda y ser nosotros mismos el factor de cambio, poner límites a nuestro malestar, y que eso pueda servir de desencadenante en el otro, para dar el gran y difícil paso de solicitar ayuda especializada.